Con su segunda consagración en tres años, las chicas del Barça ponen la cara por el escudo blaugrana en tiempos en los que al masculino le cuesta atravesar la era post Messi.

El milagro de la final de la Champions League ante el Wolfsburgo no hace más que refrendar el momento que atraviesa el equipo conducido por Jonatan Giráldez, ese que tiene una historia digna de Hollywood y pasó de vender en la calle a comandar a un grupo de mujeres que puso la bandera blaugrana en lo más alto de Europa.

La realidad paralela que comandan las chicas es esa en la que el club no se ha bajado de los primeros puestos a nivel europeo y nadie habla ni de palancas, ni del adiós al máximo ícono de la institución.

La 'reina' Alexia Putellas luchó contra las lesiones y no contra el desarraigo (sin olvidarnos de figuras como Patri Gijarro y Aitana). La '11' volvió de luchar contra ella misma, sin tener que pasar por despedidas, fuego cruzado o una nueva afición que no sepa valorarla.

En el mundo del Barça femenino la época de Champions no se terminó. Aquí no hay ningún debe y se festeja la segunda copa lograda sobre tres finales disputadas en los últimos tres años, luego de lo que fue el bautismo de fuego en una final en 2019.

Ese mundo paralelo, deportivamente hablando, por el que todas luchan desde su lugar buscando igualdad, se puede ver como adelanto a través del balón y la pasión de representar al equipo.

A través de ellas baja un mensaje de que es posible y vaya si da para ilusionarse, si sostienen a un club que hasta hace no mucho tenía sólo a hombres como punta de lanza en Europa y hoy encuentra felicidad en 11 'guerreras' que dicen en voz alta que el Barça no tiene que volver porque con ellas por delante, nunca se ha ido.
..Gustavo Gallardo / @Gallargus

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