La gala del premio individual más codiciado en el fútbol a nivel mundial fue tan histórica como emotiva, ya que Messi obtuvo su octavo galardón en lo que es el prólogo de un final de carrera en el que nadie quiere pensar.

Lionel Andrés Messi Cuccittini viajó desde Miami hasta París. Esa ciudad que no termina de dejarle buenos recuerdos después de su paso por el PSG fue también, y es, escenario de sus consagraciones individuales, que ya le ganaron 8-2 a las temporadas que vivió en la capital francesa.

Ese salón que le vio irse por primera vez con las manos llenas de oro en 2009, lo despide con ocho trofeos que van a estar en su casa, acompañados de los 43 títulos que ganó entre clubes y el seleccionado albiceleste.

La era pos Messi en Europa comenzó al final de la gala, dejando atrás festejos, y gestas que no tuvieron explicación ni reproches posibles. Con 25 años ya tenía cuatro de manera consecutiva y el número final, que emula el infinito de su legado, destroza cualquier estadística imaginable.

Con 36 años y 8 Balones de Oro (además de 43 títulos a nivel colectivo) la leyenda viviente y héroe del último Mundial (su única cuenta pendiente), que nos hizo creer que era normal convertir 91 goles en una temporada, o ponerle su nombre a todos los récords individuales en el Barça y en LaLiga, le baja la persiana a su etapa más gloriosa.

Los trofeos Puskas y Yashin esperan a que el premio Messi les haga compañía. Este galardón tan discutido en el último tiempo da otro giro: se va el dueño del balón. No es motivo para no darlo más, pero aunque a esta altura suene loco ponerle el nombre de un jugador en actividad al premio, por lo menos hay que reconocer que todo lo que Leo toca lo transforma en oro.
..Gustavo Gallardo / @GallarGus

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