A Luis Aparicio hay que resaltarlo siempre

Luis Aparicio

El 18 de noviembre de 1953 en el estadio Olímpico de Maracaibo, Luis Aparicio Ortega, le entregó a su hijo su bate para su debut oficial. Era un acontecimiento importante en el béisbol por lo que representaba el apellido Aparicio en aquella época. Lo que nadie se imaginaba en ese momento era que Luis Ernesto Aparicio Montiel, cambiaría la historia de la pelota venezolana.

Padre e hijo

Cuando se nombra a Aparicio, salen a relucir palabras como disciplina, perseverancia, excelencia y hay una en particular que nunca falta en esas oraciones que lo describen: inteligencia. Don Luis era considerado uno de los peloteros más inteligente de la época.

Era un jugador estrella, estaba a la altura de las figuras más grandes y famosas de la época. Marilyn Monroe, Elvis Presley, Muhammad Ali, a todos los conoció. Esas anécdotas están en el libro “Mi Historia”, su biografía autorizada escrita por Augusto Cárdenas, periodista zuliano.

Como campocorto, hizo cosas que ningún otro había hecho. Su velocidad, fue una de las cualidades que lo hizo brillar como nadie. Desde su debut, fue líder en bases robadas de la Liga Americana 9 temporadas seguidas, un récord que aún nadie ha podido superar. Se dice incluso que, Aparicio reinstauró el robo de bases en las Grandes Ligas.

Quienes lo vieron jugar, hablan de sus reflejos naturales, de su fildeo y de su capacidad para estudiar a los lanzadores. Un talento tan notable que los Medias Blancas, cambiaron a su campocorto titular, Alfonso “Chico” Carrasquel, quien, además, fue su mentor, por Aparicio.

Y como en las mejores historias, Luis Aparicio hizo su debut ante Alfonso Carrasquel, quien firmó con Cleveland ese año.

No se equivocaron, Don Luis vistiendo la camiseta de los Medias Blancas sorprendió, fue el mejor debutante de 1956, por eso se llevó el premio Novato del Año, convirtiéndose en el primer latino en ganar ese premio.

Nunca fue un jugador de controversias, al contrario, sus compañeros lo valoraban y respetaban como pelotero y como ser humano. Todo eso lo llevó a ser el primer venezolano en ganar una Serie Mundial, lo hizo con los Orioles en 1966. Aparicio regresó a los Medias Blancas en 1968, y en 1973 vistiendo la camiseta de los Medias Rojas de Boston, supo que estaba listo para retirarse y volver a Venezuela, la tierra de sus sueños.

"¿Cuál es el requisito para ser un buen segunda base? Un buen campocorto. Tengo la suerte de tener al mejor: Luis Aparicio" Nellie Fox.

Luis Aparicio no solo impactó el juego de pelota durante sus 18 temporadas como campocorto en las Grandes Ligas, sino también, en sus 13 temporadas en el béisbol venezolano, como jugador y después como mánager. Desarrolló peloteros, trajo importados de nivel a Venezuela y repartió ese conocimiento de quien luego fue un inmortal de la pelota. Ha sido el mejor y más grande ejemplo hasta la fecha para todos los peloteros venezolanos que han venido después de él.

En el estadio de los White Sox, está su estatua, equipo que además, retiró el número 11 en su honor. Su placa en Cooperstown comienza resaltando sus 18 temporadas como campocorto regular, están sus nueve Guantes de Oro, las 506 bases robadas y sus 13 invitaciones al Juego de las Estrellas.

Luis Aparicio, con su esposa Sonia en la inauguración de su estatua en el U.S Cellular Field en Chicago, en 2006. Foto: Getty Images

El anuncio de su entrada al Salón de la Fama llegó en 1984. Fue algo grande para Venezuela. En aquel momento, estaban jugando los Leones del Caracas contra los Tigres de Aragua en el estadio Universitario y al saberse la noticia, detuvieron el encuentro porque se trataba del primer venezolano que llegaba a Cooperstown. Los fanáticos presentes, empezaron a cantar el himno nacional.

Al momento de su retiro, Luis Aparicio era líder de todos los tiempos en juegos jugados, asistencias y dobleplays para un campocorto en las Grandes Ligas.

Aparicio es uno de esos deportistas históricos cuya carrera, no solo está sustentada en cifras y hazañas. Hoy, 68 años después de su debut en el béisbol venezolano, con la bendición de la Virgen de Chiquinquirá, sigue recordando que, lo que haces como profesional, debe ser un reflejo de tu calidad humana, es lo que te llevará a lugares como Cooperstown.

Ejemplar dentro y fuera del terreno de juego el gran número 11 de Venezuela, es el más grande.
..María Virginia Álvarez / @SoyMV_

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