En los campitos de béisbol en Venezuela se reparten 1.000 sonrisas
El béisbol es el deporte nacional de Venezuela. Para los venezolanos, es arraigo y representación, un deporte que se ha heredado entre generaciones por más de 100 años. La verdadera magia empieza a suceder en los campitos de las zonas populares del país, donde se juega a su nivel más puro. Allí la mayoría comparte el sueño de llegar a las Grandes Ligas.
Para Víctor Vázquez, el deporte es una herramienta de formación de valores. Su vida que siempre ha estado ligada al deporte más su deseo por aportar algo positivo, lo llevaron a crear la Fundación 1.000 Sonrisas.
Desde el año 2013, por medio de donaciones, becas y programas, la Fundación 1.000 Sonrisas se encarga de ayudar e incentivar a los niños a la práctica sana del deporte. Además, en las entregas suelen realizar charlas o actividades integrales que buscan motivar a los pequeños a cumplir sus metas.
Las clínicas deportivas son una de ellas. Los participantes se llenan de experiencias por parte de entrenadores y ex beisbolistas, quienes participan como voluntarios brindando técnicas y conocimiento. 1.000 Sonrisas, busca no solo enseñar aptitudes para que lo niños mejoren en el juego, sino también, sembrar actitudes para la vida fuera de él.
A pesar de que, la fundación también trabaja con otras disciplinas deportivas, desde el principio notaron que el béisbol, es el deporte que tiene la demanda más alta en las zonas humildes del país. Por eso, cuentan mayormente con el apoyo de beisbolistas, lo que los ha llevado a realizar alianzas importantes como la tienen con la fundación de Miguel Cabrera. Una unión que ha añadido un valor único tanto para quienes conforman la fundación, como para esos que sueñan con batear jonrones como él.
“Para los chamos saber que Miguel Cabrera los está apoyando, se ha convertido en una motivación extra para ellos. Es increíble ver sus caras cuando me preguntan por él. Me ha pasado que les digo que grabemos un vídeo para Miguel y luego al volver a esa escuela tiempo después, me preguntan que dijo de su vídeo. Lo tienen muy presente y tanto ellos como Miguel, disfrutan esos detalles” expresó el presidente de la Fundación.
En las actividades, todos los participantes comparten sus peloteros favoritos. Saben quiénes son los que están en las Grandes Ligas, nombran a Ronald Acuña e incluso, hablan de peloteros retirados como Omar Vizquel, quien además es uno de los principales embajadores de 1.000 Sonrisas.
Por medio de la fundación, se les invita a inspirarse a través de ellos enfatizando el trabajo, constancia y responsabilidad que requiere llegar a ser un profesional en cualquier área que elijan.
“En los encuentros les muestro de donde viene Miguel Cabrera, Ronald Acuña, José Altuve, son peloteros que no tenían nada y lograron ser lo que son hoy en día. Si ellos pueden, ¿Por qué ustedes no? Les pregunto. En la fundación siempre tratamos de mandar el mensaje de que las circunstancias externas, no los limitan cuando tienen las ganas” dijo Vázquez.
Si bien, desde hace años la crisis del país se observa a simple vista en los estadios. Son campos deteriorados, pero, algo sucede, la pasión genuina de cientos de niños, son la fuerza que mantiene vivo cada rincón de ellos.
“Cada vez hay más niños interesados. Me pasa que al salir de una actividad me esperan mamás afuera para decirme que sus hijos quieren jugar béisbol. No les importa si las condiciones no están dadas en los campos. Les da igual si no hay gradas ni techos, sus hijos quieren jugar” manifestó Víctor.
Además, comentó que hace meses fue a entregar artículos deportivos a un estadio en Petare, y se encontró con que habían robado hasta las rejas del dugout “vaciaron todo el estadio”.
Algo particular, es que la fundación le da continuidad personalizada a los niños y a las escuelas que reciben el apoyo y, precisamente eso los ha llevado a darse cuenta del trabajo que se debe realizar para cubrir las necesidades de los pequeños beisbolistas en Venezuela.
“Una vez recibí la llamada del entrenador de una escuela donde tenía 5 niños becados. Me preguntó por dos de ellos, tenían dos meses sin asistir. Me moví por varios días hasta que logré hablar con sus representantes. Me dijeron que no enviaban a sus hijos a las practicas porque no tenían con que alimentarlos. Allí me di cuenta que debíamos abarcar esa parte también, pues lo niños si no comen, no pueden practicar deportes” confesó el presidente de la Fundación.
La Fundación quiere trabajar en la mejora total de las infraestructuras de los terrenos, ayudar al personal operativo de las escuelas pues la situación en Venezuela los ha obligado a alejarse de los terrenos en busca de mejores ingresos para ayudar a sus familiares, y sueñan con poder garantizarles todas las comidas a los niños becados de las escuelas.
Venezuela ha sido cuna de peloteros, son más de 400 venezolanos los que han debutado en las Grandes Ligas. Un país con ganadores de Series Mundiales, con un representante en Cooperstown y con un jugador en el selecto grupo de los 500 jonrones. El mismo país que hoy, tiene campos de béisbol deplorables y academias que luchan por seguir preparando a las nuevas generaciones. Pero, ante una realidad aplastante, la esperanza de miles de niños, es el motor para que fundaciones como 1.000 sonrisas cree lazos con peloteros y voluntarios para seguir construyendo el futuro de quienes quieren ser los protagonistas en unos años.
Sembrar algo positivo en cientos de niños alrededor de Venezuela, es la mejor retribución para Víctor y los integrantes de su fundación “No hace falta ser una figura reconocida para saber que puedes aportar y ser parte importante de algo. El solo hecho de que vuelvas y se acuerden de ti, ya es suficiente” concluyó el venezolano a cargo de la Fundación.
..María Virginia Álvarez / @Soymv_
Foto: Víctor Vázquez
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