Ruinas de un fracaso: La Vinotinto entre promesas incumplidas y una dirigencia sin rumbo

Es doloroso comenzar estas líneas, las más difíciles de escribir, ya que lo sucedido con la Vinotinto es una decepción que te hunde más y te hace reflexionar, pero son tantas aristas que no sabes por dónde comenzar.
No es fácil para ningún venezolano dirigir esta nueva eliminación, la más catastrófica que se ha vivido en muchísimo tiempo. El legado que dejaron los antepasados, y el crecimiento que se había sumado en el fútbol venezolano, se fue por la borda en cuestiones de meses. Pasamos de lo más alto, a un retroceso drástico que perjudica el presente del balompié nacional.
Esta fue la oportunidad más clara de optar por la clasificación al repechaje. La Federación, el cuerpo técnico, y jugadores, desecharon el último chance que nos mantenía vivo en las Eliminatorias, botando a la basura el séptimo puesto, como si fuera un cartón viejo que ya no servía.
El bajo rendimiento de la selección llevó al debacle de la Vinotinto, una pésima presentación que tiene un primer culpable con nombre y apellido; Fernando 'Bocha' Batista.
🚨Última Hora🚨
— Conexión Deportiva (@CDeportivaES) September 11, 2025
❌El Bocha Batista ha sido destituido y deja su cargo en la Vinotinto.
🗣️"La decisión responde al hecho de que no se alcanzaron los resultados deportivos establecidos como objetivo en este ciclo", expresó en comunicado la Federación Venezolana de Fútbol. pic.twitter.com/qpnuodrm8E
Sus decisiones erróneas perjudicó el funcionamiento del equipo, un cuerpo técnico incapaz de aceptar sus propios errores, con experimentos en todas las convocatorias durante su proceso. Es lógico que sé hace un estudio previo para armar la lista con las piezas claves, pero nunca dieron con las que eran.
En todas las convocatorias de la Vinotinto siempre hubo polémicas y desaciertos. Inexplicable el llamado de ciertos jugadores que no estaban para la selección, y aún así debido a la insistencia del técnico, nunca dieron resultados.
La autocrítica tampoco existió en este cuerpo técnico, ni en la Copa América, luego de la eliminación. Batista en compañía, sabían cómo gambetear cada una de las preguntas cuestionables, sobre el bajo desempeño de la selección en cada partido.
'Bocha' nos hizo creer durante muchísimo tiempo que la tranquilidad era la mejor herramienta para controlar la ansiedad de todos, y que los resultados de la Vinotinto llegarían solos, pero es que así no se ganan tampoco los partidos. Todo era un farsa para tapar sus malas decisiones.
Nunca hubo un planteamiento que nos dejara 'tranquilos' durante un partido, no existía una lectura acorde a lo que sucedía en la cancha, menos con el pésimo rendimiento que tenía la selección. Aún así pretendía que mantuviéramos la calma, como si nada pasara, pero en realidad todo este tiempo fuimos de mal en peor en cada presentación.
Esta selección tuvo la mejor generación de futbolistas, pero nunca encajó con la idea de juego del entrenador argentino. No hubo una ideología estructurada, menos una estética de juego, y un funcionamiento que deslumbrara a todos.
Pedíamos un técnico extranjero para la Vinotinto para que nos salvara de las aguas profundas en la que siempre naufragábamos, pero quedamos peor de lo que ya estábamos, como el Titanic que al final terminó roto y oxidado en el fondo del mar.

Queríamos un DT extranjero que cambiara la forma de pensar de los jugadores venezolanos, que fuera mucho más agresivo en su juego, que los hiciera más competitivos en los momentos adversos, pero sólo fue una fantasía, que quedó demostrado contra Bolivia en el Alto, Argentina en Buenos Aires, Chile en Santiago, Paraguay en la Asunción, Colombia en casa, en todas perdimos concentración, nos golearon, y nos humillaron como en el pasado.
Cada vez era peor el traspié, caíamos como piezas de dominó, sin rumbo alguno. Se perdía completamente la concentración, una selección claramente golpeada anímicamente y que no levantaba ni con los cambios desde el banquillo. Simplemente terminaba goleada como en la época de los 90 cuando nos llamaban la 'Cenicienta'.
Cómo duele que nos llamen así, a pesar que quedó atrás, es doloroso revivir ese pasado y que de la nada hayamos regresado.
Pero el principal culpable que esto se extendiera, es la mala gestión que lleva el presidente de la FVF, Jorge Giménez. Un personaje que sólo se ha encargado de lavar su imagen, y vender ideas con discursos baratos politiqueros que 'destacan' en su gestión. Pero qué podemos esperar de alguien que nunca estuvo ligado al fútbol larense? Su cara se conoció cuando era dueño del Deportivo Lara, pero antes no tuvo antecedentes ligados a la asociación de fútbol, al fútbol semillero de la región, jamás se le vio ni en los momentos de gloria del Deportivo Lara entre los años 2009-2011, es decir fue un fantasma puesto por ya saben quiénes, y que abiertamente ha mostrado apoyo a la dictadura venezolana. Hasta ha llevado al fútbol femenino a la misma debacle, algo que venía en crecimiento estos últimos años.
Que fácil es invertir dinero para crear contenido con lemas que ilusionan a todo un país, y hace mover todas las masas, hasta el más apático por el fútbol venezolano, y como resultado final? La decepción de más de 30 millones de venezolanos que están cansados de las promesas de algunos dirigentes.

Cómo aspirar a un mundial si nuestra liga no cuenta con equipos sólidos, ninguno tiene una cantera para el desarrollo del fútbol, podemos agregarle las extrovertidas deudas que terminan teniendo los equipos hasta desaparecerlos.
Pero sí hay dinero para construir una sede de la Federación, y llenarse la boca de que están trabajando en pro del crecimiento del fútbol, cuando en Venezuela estoy seguro que no existen canchas en los barrios, en las comunidades formando niños jóvenes que con ilusión quieren llegar a vestir la camiseta de la Vinotinto. Cuánto daño han hecho en tan poco tiempo de gestión.
Por qué no utilizar todo ese derroche de dinero utilizado en campañas (para no entrar en más detalles en qué se gastan el dinero); en construir las bases de un fútbol golpeado por tantos años. Qué esperan? Al parecer quieren que la gente deje de tener simpatía por el fútbol nacional, y volvamos a la época de cuando estábamos niños o las de nuestros padres donde muchos se burlaban de nosotros porque siempre le damos importancia al fútbol nacional. Es triste y doloroso ver cada día que pasa vamos para atrás como el cangrejo.
No culpo a todos los jugadores de este fracaso, pero sí la falta de compromiso de algunos en momentos claves cuando más se necesitaban de ellos, sobretodo en los partidos contra Chile, Paraguay (rivales directos), sin dejar atrás la goleada recibida de Colombia en casa.
No se me olvidarán nombres como Darwin Machís, Wilker Ángel, Nahuel Ferraresi, Jan Hurtado. Las inconsistencias de Yeferson Soteldo, Yangel Herrera o Eduard Bello, entre otros.
Pero esto es culpa de un cuerpo técnico que no supo fusionar las piezas, tampoco supo darle oportunidades a los que tenían mejor presente, como ejemplo Jefferson Savarino, donde muchas veces partió desde el banquillo.
La no convocatoria a tiempo de jugadores como Kevin Kelsy, Josef Martínez, Yerson Chacón, David Martínez o Alejandro Marqués, entre otros.
No le puedo pedir más a un Rafa Romo que evitó goleadas escandalosas para la Vinotinto, convirtiéndose en uno de los mejores porteros de Conmebol, o un Tomás Rincón que durante casi 20 años vistió la camiseta nacional, mucho menos de Salomón Rondón, que como buen gladiador, peleó hasta el final por sus muchachos, con asistencia, goles, garra y amor por la camiseta.
A Rondón le duele más esto, porque se le esfumó su mayor sueño y promesa desde juvenil, junto a él, también están Rincón y Romo, esos mismos sobrevivientes de la generación que nos llevó por primera vez a un mundial de categorías menores. El último baile fue la más dolorosa para ellos, y no por la despedida, sino por el contexto como se dieron las cosas. Entre nosotros siempre serán recordados de la mejor manera, como nuestros ídolos del fútbol nacional.
El futuro de Telasco Segovia es muy soñador, estamos seguros que tendrá una larga proyección dentro de la selección y se convertirá en una de las máximas figuras en los próximos 15 años.
No se cuanto va a durar este despecho, no se cuanto va a durar esta herida abierta, lo cierto es que una vez más Venezuela no estará en una Copa del Mundo, y tendrá que esperar 4 años más para intentar conseguirlo. Un camino que no es fácil, pero que cada día que pasa, se nota más lejos el sueño de ir a un mundial.
Por eso será importante saber elegir al cuerpo técnico adecuado, con mayor rodaje de balón y más experiencia si queremos ver a la Vinotinto en la cita mundialista de 2030, porque de no conseguirlo, el fútbol venezolano seguirá en ruinas, gracias a la dirigencia incompetente de unos personajes que solo les importa sus intereses en lavarle la cara al régimen.
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