Chapecó honró a sus héroes, caídos hace un año en tragedia que conmocionó al mundo

Con un ramo de flores blanco presidiendo un gramado de luto y su hinchada cantándole al cielo, Chapecó se abrazaba este martes para recordar la peor noche de su historia, la que le arrebató hace un año a sus "eternos campeones" cuando iban a traerles su sueño.

Sonaba de nuevo el "Vamos, vamos, Chape" en una Arena Condá de Chapecó que recibía a los visitantes recordando la herida que nunca cerrará en este humilde club del sur de Brasil, al que se le cortó la vida en la noche del 28 al 29 de noviembre de 2016.

"Nostalgia. Para siempre en nuestra historia, eternamente en nuestros corazones", rezaba un cartel a la entrada del estadio al que hace justo doce meses empezaron a acudir sus hinchas desesperados.

Caía una fuerte lluvia rabiosa en Chapecó cuando los medios comenzaron a informar de lo que parecía una pesadilla: el avión del equipo se había estrellado en las montañas de Medellín, donde le aguardaba el Atlético Nacional para disputar la final de la Copa Sudamericana.

Murieron setenta y una personas, entre ellas 19 jugadores, 14 miembros de la comisión técnica y nueve directivos del Chapecoense. Solo seis ocupantes sobrevivieron: una azafata, un técnico de aviación, un periodista y tres jugadores.

Nunca olvidará aquella noche Alisson Da Cruz, un joven que creció junto al milagro de este club que en siete años pasó de la cuarta división a disputar una final continental.

"Recuerdo levantarme de madrugada con la noticia en la televisión. Fue un momento muy triste, de shock para todos. Nadie podía creerlo, parecía que era un mal sueño", cuenta a la AFP este asistente administrativo de 23 años, que llega al estadio vestido con la camisa y la gorra verdes del club.

Piensa quedarse hasta que a media noche se realice una oración en homenaje a sus héroes, con la que se dará inicio a una marcha hasta la Catedral.

Allí, a las 01H15 locales (03H15 GMT), sonarán las campanas para recordar la hora del accidente que impresionó al mundo.

"Fue el día más triste de la historia de Chapecó, no hay cómo explicarlo. Es muy emocionante recodarlo", cuenta con la voz entrecortada Miriam Macari, una gerente de 27 años que no había sido capaz de volver al estadio desde el accidente.

Tras un año haciendo equilibrios entre el dolor, la nostalgia y la necesidad de seguir adelante, el club decidió no realizar ningún acto por "respeto a quien quedó y respeto por los buenos recuerdos", pero abrió las puertas de su casa.

- Pétalos en el cielo -
Los homenajes comenzaron, sin embargo, horas antes en Colombia, con dos helicópteros de la Fuerza Aérea dejando caer pétalos en la plaza central de La Unión, cerca de la montaña donde el Chapecoense encontró la muerte camino a la gloria.

"La gloria estaba cerca (...) la tragedia apagó ese sueño", afirmó Andrés Botero, presidente de Nacional.

El actual campeón del fútbol colombiano, que cedió al equipo de Chapecó el trofeo de la Sudamericana 2016, organizó el homenaje, que también incluyó un minuto de silencio.

Mientras los helicópteros dejaban caer los pétalos fueron leídos los nombres de las víctimas, que quedaron inmortalizados en una placa desvelada para la ocasión.

"Nunca los olvidaremos", dijo Botero, quien anunció que se dedicará un mural en el estadio Atanasio Girardot, donde se iba a disputar la final. Además de directivos, tres jugadores asistieron al acto.

- Cenizas en el cerro -
Tras el homenaje en La Unión se realizó una misa en el cerro que ahora lleva el nombre del Chapecoense. Un altar fue levantado en el lugar donde quedó el fuselaje. Dos cruces de madera dominaban la vista de decenas de asistentes, muchos de ellos con la camiseta de Nacional.

A los pies de la cruz una familia lloraba. Los padres de Silsa Arias, la copiloto boliviana fallecida en la tragedia, viajaron desde Bolivia para despedir a su hija.

"Hemos venido a darle un abrazo y decirle que procuraremos continuar sin ella. Y trajimos un poco de sus cenizas y las esparcimos (en el cerro), unas imágenes que seguramente les mostraré a sus (dos) hijos cuando comiencen a hacer más preguntas", dijo a AFP Jorge, su padre.

En la montaña, Luis Albeiro Valencia, de 53 años, levantó en su pequeña finca el único monumento que recuerda en La Unión lo ocurrido hace un año.

En lo alto de un palo está una réplica en madera del avión a pequeña escala junto a dos columnas de ladrillo, una de ellas coronada con las llantas del tren de aterrizaje y la otra, con un balón apenas inflado.

"Esto es para recordar, para que no los olviden, porque con el tiempo seguramente todos se olvidarán de ese morro", dijo a la AFP este agricultor.

- Renacer -
Tras el golpe de muerte de hace un año, Chapecoense afrontó una dolorosa reconstrucción cargada de altibajos, pero logró salvar la primera categoría en 2017.

De los tres futbolistas que sobrevivieron solo el lateral Alan Ruschel volvió a jugar con el equipo, tras una recuperación casi milagrosa.

Mientras, el arquero Jackson Follmann perdió la pierna derecha, y el defensa Helio Neto todavía está en recuperación y se prevé que regrese a las canchas el próximo año.

Los otros dos ocupantes que se salvaron de morir, la azafata Ximena Suárez y el mecánico Erwin Tumiri, retoman de a poco sus vidas en Bolivia. Casi todos volvieron a volar.