Con un clima emotivo y una victoria trabajada, el histórico defensor Blaugrana colgó las botas en su casa futbolística. 

Los 18 años de profesional con los que se retiró Gerard Piqué quedaron sembrados en el césped del Camp Nou. Su familia Culé lo arropó desde el inicio al grito de “Piqué, Piqué, Piqué Piquembauer” y la noche de la ciudad Condal se vistió para despedirlo. 

El partido le hizo honores a su carrera, esa que costó, porque empezó lejos de casa, primero en Manchester y después en Zaragoza: así le costó al Barça abrir el marcador ante un Almería que le hizo todo más cuesta arriba de lo esperado. Queda como anécdota el penalti que González Fuertes sancionó a instancias del VAR y que Gerard eligió no patear. Siempre supo hasta dónde arriesgar. 

Para alguien que supo ser de los mejores defensores del mundo -sino el mejor en su prime- casi que cualquier acto de despedida queda pequeño. 

Se fue reemplazado por Christensen, abrazado y elogiado por más de 92.000 personas que se citaron para agradecerle. 

Cuando abrazó a Xavi al salir, le dio lugar a la leyenda: el chico que no quería ser futbolista, quería ser jugador del Barça y se despidió con 769 partidos, 37 títulos, 58 goles y la satisfacción del deber cumplido. Campeón de Europa, del mundo, tripletes, sextetes, Premier League, LaLiga y mucho más de lo que ese pequeño soñó. Asi que cuidado con lo que deseas… porque se te puede cumplir. Eso y mucho más.
...Gustavo Gallardo/✍🏻@Gallargus
Fotos: Agencias

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