Fernando Alonso, el hijo pródigo

Fernando Alonso

El regreso de Fernando Alonso a la Fórmula 1 es, quizás, la noticia más importante que se haya dado en los últimos meses dentro de la máxima categoría automotor. Un hecho que sin duda alguna añadirá nuevamente emociones a una competencia que ha perdido parte de su ferocidad, adrenalina y glamour.

En medio de una pandemia que ha tocado los cimientos de todo el mundo deportivo, la buena nueva de la vuelta del asturiano a las pistas del planeta definitivamente dará un aire renovado a la competición de cara a la próxima temporada 2021.

Alonso vuelve como el hijo pródigo a la categoría que en 2005 y 2006 rodeó de laureles su nombre con dos campeonatos mundiales y, por si no fuera suficiente, vuelve de la mano de la casa con la que logró tal hazaña, la mítica escudería francesa Renault. Un piloto indiscutible que, como los mejores vinos, retorna con un semblante madurado por años de experiencia y por las destrezas aprendidas en campeonatos altamente exigentes como las 24 horas de Le Mans y la serie Indy Car estadounidense.

No debemos dejar de lado que el piloto asturiano tiene la posibilidad de engrandecer su nombre en la historia del mundo motor como el segundo en alcanzar la triple corona del automovilismo, honor que ostenta solitariamente desde 1972 el británico Graham Hill, el único volante que se ha alzado con las tres competencias más prestigiosas y desafiantes a nivel internacional: El Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, las 500 millas de Indianápolis y las 24 horas de Le Mans. A Fernando Alonso sólo le falta ganar la Indy 500 -lo volverá a intentar el próximo 23 de agosto- para completar la tripleta y acompañar a Hill como los dioses reinantes del Olimpo de la velocidad.

Esta decisión también le traerá frescura a la Fórmula 1, que ha vuelto a caer en un período de monotonía, como cada cierto tiempo le pasa. Si bien hay escuderías cuyas supremacías históricas son indiscutibles y han sido protagonistas principales dentro del gran circo de la velocidad, ya son conocidos los episodios en los que su dominio absoluto supera el umbral de lo admirable y empieza a rozar en lo aburrido. Pasó con Michael Schumacher y Ferrari entre 2000 y 2004, y está pasando nuevamente con Lewis Hamilton y Mercedes AMG Petronas desde 2014 hasta hoy (sin mencionar que en 2016 el campeón fue Nico Rosberg con la misma escudería y donde su rivalidad con Hamilton fue quizás el último momento emocionante de la categoría en los últimos años).

Con una difusión televisiva más limitada por parte de los actuales dueños de los derechos de transmisión, sumada a protagonismos y discusiones caracterizados con posturas frívolas y hechas a la medida para ganar seguidores en redes sociales, controversiales decisiones oficiales y el surgimiento de actitudes mediáticas prefabricadas de “chico malo” -como podría pensarse de Max Verstappen y a veces del mismo Hamilton, quizás para acaparar públicos más jóvenes y variados-, la Fórmula 1 actual se parece más a una novela floja que a la épica competencia entre caballeros del volante que desafiaban al destino a más de 300 kilómetros por hora. Urge un cambio para recuperar esa esencia.

El regreso de Fernando Alonso sería el primer paso para ese cambio tan necesario. Traer un héroe dueño de un talento real y todavía con mucho para dar sobre la pista, siempre será bien recibido. Y sin importar que gane todas las carreras con 20 segundos de diferencia o un nuevo campeonato de principio a fin, lo verdaderamente valioso será verlo nuevamente desplegando su experiencia y competitividad, con la esperanza de que su participación ayude a corregir el rumbo futuro de la Fórmula 1. Enhorabuena Fernando, bienvenido nuevamente a casa.
..Paulo Valencia / @valenciapc_

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